Por Nicolás Roibás
Dos momentos políticos fueron muy comentados en las redes sociales recientemente. El primero tuvo que ver con el encuentro entre los gobernadores Axel Kicillof e Ignacio Torres. El otro fue el cruce televisivo entre Ramiro Marra y Juan Grabois en el piso de “A Dos Voces”. De eso estuvo hablando la gente en la red X.
Son interesantes los dos momentos por lo que representan: un cambio en el statu quo político en Argentina, pero sobre todo, esta sensación cada vez más presente de que se aceleraron los tiempos allí con respecto a un traspaso generacional en la dirigencia política.
El primero de estos hechos despertó enojo en las redes de los usuarios afines al ex Juntos por el Cambio/PRO; que perciben que el espacio que alguna vez los representó profundiza su crisis de identidad. Algo que era, hoy está muriendo; y es cada vez más difícil ignorar a ese elefante en la habitación. No es menor que el gobernador más joven del PRO, uno de los que representan de alguna manera el futuro del espacio, haya salido con un discurso anti-grieta (también anti-Twitter) y resuelva mostrarse acordando con un adversario que está en las antípodas de lo que su partido siempre pregonó, y que eso resuene en esta atmósfera de reacomodamiento político . Sumó ruido y un capítulo más al limbo de identidad del partido fundado por Mauricio Macri.
En este contexto, tomaron la voz dirigentes como Martín Yeza (ex Pinamar) y Soledad Martínez (Vicente López), dos que juegan en la misma cancha generacional: la nueva camada. Con la sutileza de criticar a Kicillof, pero haciendo un tiro por elevación al que parecía el verdadero blanco: Torres. Se está discutiendo el futuro de ese espacio, que necesita una renovación pero que no logra encausar el paraguas identitario desde cuál hacerla. Interesantes declaraciones fueron las de otra dirigente de esa camada, Daiana Fernández Molero, en la que mencionaba otro elemento a tener en cuenta: "el PRO en la Argentina actual es el adulto en la sala". Es cierta esta descripción en vista de estos meses y el comportamiento del PRO en el parlamento. Pero obliga a poner en la mesa algunas preguntas: ¿Logra esa actitud generar una conexión con el momento actual social del país?. ¿Es acaso la Argentina un país que valora estos atributos?. ¿Existe una épica de la sobriedad?
En PRO se están dando muchas discusiones al mismo tiempo. Pero una fundamental es la tensión entre una dirigencia a la que le cuesta soltar el timón y las nuevas generaciones que están empujando desde abajo. Es la dinámica de cualquier partido político. No estamos descubriendo nada nuevo. Pero estamos viviendo en la era de la ansiedad y las altas expectativas, un poco de eso se ve en las actitudes de Torres en su búsqueda de individualismo. Cada vez queda más claro que la pelea de los partidos en este país se están dado, sobre todo, contra el tiempo. Ese fue otro de los fenómenos que acompañaron a la irrupción de Javier Milei.
En ese sentido, el nuevo round entre Grabois y Marra dejó muchas cosas, más allá de las argumentaciones de cada uno. Los argentinos vieron dos dirigentes que representan radicalmente polos opuestos, cada uno con su estética. Marra con su traje y corbata, y el dirigente social con campera de cuero. Los dos entendían que era un momento televisivo jugoso para editar después en las redes. Los dos millennials en sus 40 años, disruptivos, pasionales. Fue una teatralización perfecta de esta nueva era. De hecho, habían empezado sus intercambios por videos en Twitter. No eran dos adultos en la sala, eran todo lo contrario. Sus posturas ideológicas estaban claras, no había matices. Un poco/bastante así está en mundo ahora. Guste o no: es lo que es. También está así Argentina.
Cada imagen de estas características termina por envejecer a quienes no forman parte en la política de este nuevo lenguaje. Así como la foto de Elon Musk con Milei les suma años de edad a otros líderes, los manda a jugar a las bochas. Hay una disputa de ideas en la Argentina como nunca antes, pero también hay una disputa en la forma de dar mensajes y marcar agenda. Hay cosas que no encuentran ya su lugar, como la foto de los “gordos" de la CGT y sus paros. Otra vez: la tensión más palpable que se vive hoy es de la política contra el tiempo. Es una lucha por la supervivencia.
La marcha universitaria reciente fue importante, porque involucraba a los jóvenes en un tema que movilizaba. No había ninguna posibilidad de que fuera capitalizable políticamente para ningún dirigente, pero si una oportunidad para que aparecieran nuevos voceros con nuevos lenguajes. No sucedió y los argentinos terminaron viendo un palco que remitió al pasado, repleto de figuras que eran protagonistas de discusiones de otro tiempo. Fue una metáfora perfecta de la resistencia de lo que fue, y su lucha por no dejar nacer lo nuevo.
Nicolás Roibás
Consultor político.
Codirector de Speaker´s Corner
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